Runner’s blues
La alarma continúa sonando tenazmente en mi muñeca, pero mis párpados se sienten tan pesados como las sábanas sobre mi cuerpo.
La alarma continúa sonando tenazmente en mi muñeca, pero mis párpados se sienten tan pesados como las sábanas sobre mi cuerpo.
A pesar de sus diferencias, el cuerpo y la mente comparten una misma y paradójica característica.
¿Cuantas veces salimos a correr y nos damos cuenta que ni siquiera recordamos las calles por las que pasamos porque nuestra mente se encontraba demasiado ocupada repasando el argumento imaginario de la junta de trabajo que tenemos programada para hoy?
¿Te ha pasado que haces mal las cosas porque no te atreviste a preguntar como hacerlas por miedo a parecer tonto?
Respirar es algo que hemos hecho desde el momento en que nacimos y que seguiremos haciendo hasta el momento de nuestra muerte. Sin embargo es algo a lo que nunca le ponemos atención.
La mayoría de la gente cree que las personas realmente eficientes y productivas son las que se ven más ocupadas…
A veces la mejor manera de arreglar las cosas es darse por vencido y volver a empezar.
¿Alguna vez te has preguntado hasta donde puede llegar el eterno juego del burro y la zanahoria?
Si todo sale bien, el domingo 16 de junio de 2013 a las 7:30 am estaré escuchando el disparo de salida para lanzarme a cumplir mi promesa; correr el medio maratón del día del padre para recordar y honrar al mio.
¿Y si en vez de permitir que nuestras diferencias nos separen decidiéramos compartirlas y tal vez hasta aprender unos de otros?
Un plato fácil y rápido de preparar, ideal para un munchie reparador después de entrenar o para ese sandwich que aplaque el antojo de media mañana.
¿Cómo explicarle a alguien que nunca ha corrido ni correrá jamás, la profunda pasión que un acto tan aparentemente mundano puede despertar?